Hola amigos del queso de cabra en rulo, me repito mucho últimamente, pero hace un calor de cojines. Y mucho mas aquí, en el secarral manchego donde tengo la suerte de estar veraneando right now. Aprovecho esta especie de turismo rural autoimpuesto para alimentarme bien, no solo físicamente sino también culturalmente (joder, que Coelho te ha quedado).
Sabiduría popular amigos, de esto va a ir el tema de hoy. Aunque en realidad es una manera bastante postureta de decir que voy a hablar de lo que me salga de la mochila de cabezones.
Vamos a profundizar en una de las maravillas del mundo, un antiguo objeto de propiedades casi místicas cuyo poder ha caído en el olvido, mucho de vosotros los habréis visto rondar por casas antiguas de familiares antiguos o en algún museo (what?) arqueológico (what?).
Pero vamos a presentarlo correctamente (leer con voz de narrador de Hércules y Xena, por favor):
"En los albores de la humanidad, cuando el hombre estaba en pugna constante contra la naturaleza, mientras la supervivencia pasaba por vencer a los elementos, el hombre adquirió el conocimiento de la creación. Fue en aquellos oscuros años cuando con sus propias manos, unos pocos hombres dotados de este misterioso poder daban forma del mismísimo barro a místicos objetos, talismanes protectores que, usando el propio poder del hostil mundo que les rodeaba, ayudaron a esas errantes e indefensas tribus a sobrevivir y colocaron los cimientos de la que sería la HEGEMONÍA DE LA RAZA HUMANA.
Civilizaciones enteras florecieron alrededor de estos sagrados objetos, fueron testigos de como el paso del tiempo borraba de la faz de la tierra las huellas de aquellos primero hombres y como otros les reemplazaban. Año tras año, siglo tras siglo, milenios han pasado ya desde que un anónimo alquimista diera con la receta para su aparición y aun se mantienen entre nosotros, olvidados, apartados en oscuros sótanos, donde su poder latente espera, aguarda... paciente..."
En efecto, hoy vamos a hablar del botijo.
Una reunión "casual" de botijos |
¿Qué es un botijo? Un botijo es un recipiente de barro cocido que se usa para refrescar agua. (Así de fácil, son producto de alfarería).
Los primeros botijos tienen su origen en mesopotámia, desde donde se extendieron mediante el comercio por todo el mediterráneo. Y, ¿Qué tiene de especial un botijo? Os preguntareis, pues que refresca el agua del interior sudando, igual que nosotros. Mediante la porosidad de la arcilla del recipiente, el agua va sudando camino a un exterior seco y cálido, donde se evapora empleando para ello energía que coge del interior del recipiente. Donde pone energía lee calor, resultado: agua fría gratis.
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Botijo Argárico de Beniaján, considerado el más antiguo de los hallados en la Península Ibérica. |
Al margen de lo curioso del invento más fascinante me parece que se hayan olvidado sus propiedades por muchos de nosotros, básicamente es un objeto que una vez lleno de agua, no necesita de conectarse a la red eléctrica para suministrarnos un flujo constante de agua fresca. La importancia radica en la accesibilidad y la limpieza del proceso y el empleo en energías limpias (de hecho mientras enfriar el agua en la nevera supone el objetivo de varios procesos energéticos artificiales, el agua fría del botijo es el resultado secundario de un proceso natural como es la evaporación). Todo ello lo convierte en un elemento digno de estar al alcance de cualquier coocking survivor que se precie, que es para lo que estamos aquí.
Ale de las duchas frías en enero y calientes en julio. Hasta mas ver, os dejo unos enlaces con mas info si queréis profundizar sobre los botijos y otro con complejos y extendidos estudios termodinámicos sobre el funcionamiento del botijo (no es coña, es mas complejo de lo que parece).
Botijo, en general
Botijo, en particular
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